«Me resulta sencillamente aburrido estar demasiado tiempo en algún lugar, y entonces cambio. Sin embargo, me siento cada vez muy decepcionado, vaya adonde vaya. [...] Cuando uno está allí, en el fondo se comprende: por el amor del cielo, ahí hay otra vez familias con niños y trabajadores portuarios, ahí cruza un presidente la calle y la gente hace una inclinación. Y allí hay también periódicos, y en ellos hay lo mismo que en todas partes, alguien se ha caído por la ventana y han salido los bomberos, ¿no? En realidad es siempre lo mismo».
¿Le gusta ser malvado?, Thomas Bernhard y Peter Hamm.
domingo, 8 de diciembre de 2013
lunes, 25 de noviembre de 2013
"Los horarios cambiados", Técnicas de iluminación, Eloy Tizón.
martes, 19 de noviembre de 2013
«Toda publicación es una tontería, y prueba de un desagradable rasgo de carácter. Editar la inteligencia es el más vergonzoso de los crímenes y yo no he vacilado en cometer varias veces ese crimen, el más vergonzoso de todos. Al fin y al cabo, ni siquiera fue la grosera necesidad de comunicarme, porque nunca he querido comunicar nada a nadie, con eso no tenía ninguna relación, fueron simples ganas de gloria y nada más».
Hormigón, Thomas Bernhard.
Hormigón, Thomas Bernhard.
miércoles, 30 de octubre de 2013
«Termino por creer que es solo el estilo del pensamiento y no el estilo de la expresión lo que marca la diferencia en los libros, pues si descubro un pensamiento digno de ser extraído no deseo alterar el lenguaje. Parece entonces que al autor se le hayan dado todas las gracias de la elocuencia y la poesía».
Escribir (una antología), Henry David Thoreau.
Escribir (una antología), Henry David Thoreau.
jueves, 24 de octubre de 2013
«La historia más terrible la encontré hoy en las memorias de una mujer, Misia Sert. La llamo Suplicio de las moscas y la transcribo literalmente:
"Una de mis compañeras de habitación había llegado a dominar el arte de cazar moscas. Tras estudiar pacientemente a estos animales, descubrió el punto exacto en el que había que introducir la aguja para ensartarlas sin que murieran. De este modo confeccionaba collares de moscas vivas y se extasiaba con la celestial sensación que el roce de las desesperadas patitas y las temblorosas alas producía en su piel"».
El suplicio de las moscas, Elias Canetti.
"Una de mis compañeras de habitación había llegado a dominar el arte de cazar moscas. Tras estudiar pacientemente a estos animales, descubrió el punto exacto en el que había que introducir la aguja para ensartarlas sin que murieran. De este modo confeccionaba collares de moscas vivas y se extasiaba con la celestial sensación que el roce de las desesperadas patitas y las temblorosas alas producía en su piel"».
El suplicio de las moscas, Elias Canetti.
domingo, 20 de octubre de 2013
«Voy a hacerme lector de islas en mi búsqueda de un paraíso al que irme con los libros, con todos los libros del mundo, o al menos con todos los libros de la biblioteca escolar, y querré acercarme así a las costas de la isla de Kirrin, con los Cinco de Enid Blyton, y también a las costas de la isla de Nunca Jamás, aunque no me acabará de convencer el estilo de vida de Peter Pan, y querré andar, de...sde luego, por las playas de la isla civilizada por Robinson Crusoe, y en mi confusión identificaré la Isla Negra de Neruda con la isla Negra de Tintín, y cuando todavía siga divagando con la posibilidad de una isla influido entonces, claro, por otras lecturas, no podré, ni por un instante, apartar la sensación de que la isla pánico del doctor Moreau era un poco la isla Utopía de Tomás Moro, y que el nombre del uno estaba implícito en el nombre del otro».
Los príncipes valientes, Javier Pérez Andújar.
Los príncipes valientes, Javier Pérez Andújar.
viernes, 28 de junio de 2013
lunes, 18 de marzo de 2013
«En algún lugar he oído decir que son tantos y tan variados los entierros como los nacimientos. En efecto, lo son, y en exceso, pues un bebé solo puede nacer de una de las dos maneras posibles, o por la cabeza o por los pies, pero un cadáver puede descender entero o a pedazos, de perfil, a lo largo o con las rodillas tocándole la barbilla. Existen los entierros de ciudad pequeña y los funerales de Estado, el entierro de la cosecha y el entierro de las heladas. En una región del Ganges, es costumbre meter en un cajón el cuerpo del cadáver con los huesos fracturados; y hay lugares en los que se entierra el cuerpo erguido o de espaldas, cabeza abajo o metido en una urna, es decir, incinerado; otra variante consiste en colocar el cuerpo sobre una pila de piedras calcáreas para ser devorado; o en sarcófagos, con embalsamamiento y estiramiento de tripas; en trincheras, en tumbas, en valles o en montañas; entierros superficiales y entierros profundos. En algunos, la comitiva marcha a pie tras el féretro y en otros lo siguen en carruajes, a algunos solo se les sigue con el pensamienton y a otros no les sigue nadie; unos tienn un rito cristiano y otros pagano, a muchos se les despide en la iglesia durante una hora y a otros se les despide con vino y canciones, se les cubre con hojas frescas mientras el asno rebuzna en la plaza del mercado y el sonido de la prensa de vino se asemeja al discurrir del primer lamento de una muchacha».
El almanaque de las mujeres, Djuna Barnes.
El almanaque de las mujeres, Djuna Barnes.
domingo, 17 de febrero de 2013
«Creo que debería empezar a trabajar un poco, ahora que aprendo a ver. Tengo veintiocho años y, por decirlo así, no me ha sucedido nada. Rectifiquemos: he escrito un estudio sobre Carpaccio, que es malo, un drama titulado Matrimonio, que quiere demostrar una tesis falsa por medios equívocos, y versos. Sí, pero, ¡los versos significan tan poco cuando se han escrito de joven! Se debería esperar y saquear toda una vida, a ser posible una larga vida; y después, por fin, más tarde, quizá se sabrían escribir las diez líneas que serían buenas. Pues los versos no son, como creen algunos, sentimientos (que se tienen siempre demasiado pronto), son experiencias».
Los cuadernos de Malte Laurids Brigge, Rainer Maria Rilke.
Los cuadernos de Malte Laurids Brigge, Rainer Maria Rilke.
domingo, 10 de febrero de 2013
«- ¿Nunca sale de casa?
- Nunca, ya hace años... En cierto momento de mi vida hice cálculos: si salgo de casa con idea de conocer a una persona inteligente, a una persona honrada, corro el riesgo de encontrarme con, de media, doce ladrones y siete imbéciles que están deseando comunicarle a alguien lo que opinan de la humanidad, del Gobierno, de la administración municipal, de Moraia... ¿Cree que merece la pena?
- No, desde luego que no.
- Además, yo en mi casa estoy en la gloria, sobre todo aquí. - y levantó las manos para señalar y abarcar los libros del despacho.
- Buena biblioteca -dijo Laurana.
- No es que aquí deje de encontrar ladrones e imbéciles... Escritores, me refiero, no personajes... Pero me deshago de ellos fácilmente: devuelvo los libros a la estantería o los regalo al primer necio que viene a visitarme.»
A cada cual, lo suyo. Leonardo Sciascia.
- Nunca, ya hace años... En cierto momento de mi vida hice cálculos: si salgo de casa con idea de conocer a una persona inteligente, a una persona honrada, corro el riesgo de encontrarme con, de media, doce ladrones y siete imbéciles que están deseando comunicarle a alguien lo que opinan de la humanidad, del Gobierno, de la administración municipal, de Moraia... ¿Cree que merece la pena?
- No, desde luego que no.
- Además, yo en mi casa estoy en la gloria, sobre todo aquí. - y levantó las manos para señalar y abarcar los libros del despacho.
- Buena biblioteca -dijo Laurana.
- No es que aquí deje de encontrar ladrones e imbéciles... Escritores, me refiero, no personajes... Pero me deshago de ellos fácilmente: devuelvo los libros a la estantería o los regalo al primer necio que viene a visitarme.»
A cada cual, lo suyo. Leonardo Sciascia.
domingo, 3 de febrero de 2013
sábado, 26 de enero de 2013
Michel Foucault, Ensayo sobre Magritte
viernes, 11 de enero de 2013
«¿Cómo derrotar esta tragedia oculta en cada hora, que inesperada y traidoramente nos ahoga, que nos acomete al surgir de una melodía, de una vieja carta, de un libro, de los colores de un vestido, del modo de caminar de un extraño? Haz literatura. Busca palabras nuevas en el diccionario. Cincela frases, vierte lágrimas en un molde, en un estilo, de una forma, en un discurso. Recorta cuidadosamente artículos de periódico. Pégalos bien con cola. Hazte una fotografía. Di a todo el mundo cuánto les debes. Dile a tu psiquiatra que te ha curado. Dile a tu editor que ha descubierto a un genio, y vuelve de nuevo a tu trabajo, como el escorpión que se devora a sí mismo en un círculo de fuego.»
Anaïs Nin, Diario I (1931-1934)
Anaïs Nin, Diario I (1931-1934)
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