«Toda publicación es una tontería, y prueba de un desagradable rasgo de carácter. Editar la inteligencia es el más vergonzoso de los crímenes y yo no he vacilado en cometer varias veces ese crimen, el más vergonzoso de todos. Al fin y al cabo, ni siquiera fue la grosera necesidad de comunicarme, porque nunca he querido comunicar nada a nadie, con eso no tenía ninguna relación, fueron simples ganas de gloria y nada más».
Hormigón, Thomas Bernhard.
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