sábado, 3 de noviembre de 2012

"Él había estado toda la noche reflexionando en sí mismo, dijo, y había llegado a los resultados más diversos, en cualquier caso insatisfactorios. Uno se podía contemplar desde tantos lados. Desde la superficie, totalmente desde dentro, desde muy profundo. Desde millares de ángulos agudos y obtusos.
Era tan miserable lo que se veía. Y al mismo tiempo infundía miedo.
El hombre, que se retuerce como un gusano en todos los espejos en que se ve obligado a contemplarse".
Th. Bernhard.

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